El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dejó claro este martes que se resiste a aceptar la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva, a través de una demanda en la que su partido pide "invalidar" parcialmente el resultado de las elecciones.
La demanda fue presentada por el Partido Liberal (PL), que apoyó la candidatura del líder de la ultraderecha a la reelección. Y que pone en duda al 61 % de las urnas electrónicas utilizadas en la segunda vuelta de las elecciones, celebrada el pasado 30 de octubre.
Según el resultado oficial, Lula se impuso en esa segunda vuelta con el 50,9 %, frente al 49,1 % que obtuvo Bolsonaro. Esto en un proceso avalado y reconocido como transparente por todas las misiones de observadores nacionales e internacionales que participaron.
El presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, respondió de inmediato a la demanda del PL. Dijo que solo puede ser analizada si también se presentan dudas sobre la primera vuelta, realizada cuatro semanas antes. En esa primera vuelta también se celebraron las legislativas, en las que el PL obtuvo 99 diputados, que le darán la primera minoría en la Cámara baja a partir del año próximo, reseñó EFE.
El presidente del PL, Valdemar Costa Neto, aclaró que el informe en que se apoya la demanda "no representa la opinión del partido". Sin embargo, De Moraes aclaró que las urnas puestas bajo sospecha se usaron en ambas rondas, por lo que instó al PL a "cuestionar también el resultado de la primera vuelta en un plazo de 24 horas".
En los últimos veinte días, Bolsonaro no ha sido visto en público y ha desaparecido de sus redes sociales, en las que era febrilmente activo. Aunque no ha aceptado su derrota públicamente, ha dado inicio al proceso de transición con el equipo designado por Lula para ese fin.
Sin embargo, la demanda del PL fue interpretada como una nueva arremetida contra las urnas electrónicas. El PL dijo haber encargado una auditoría a una empresa privada, la cual concluyó que un 61 % de las 577.125 urnas usadas en la segunda vuelta de las elecciones, fabricadas entre 2009 y 2015, "no pueden ser auditadas", a diferencia de otras, modelo 2020. También asegura que, si se toman en cuenta solo esas urnas más modernas, Bolsonaro ganó las elecciones con el 51,05 % de los votos.