Tras la paralización de la vacunación con AstraZeneca el pasado mes de marzo, ayer,
14 de abril, la vacuna de Janssen también se vio afectada tras la detección de
seis casos de trombos
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ABC
El
pasado mes de marzo, varios casos de trombos en personas que habían recibido la
primera dosis de la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca hicieron saltar
las alarmas. La administración de las dosis del fármaco anglo-sueco se vio
paralizada durante semanas en prácticamente toda Europa, lo que retrasó
considerablemente la vacunación en el viejo continente, que avanza muy
lentamente.
Aunque
en un primer momento la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en
inglés) aseguró que no existía ninguna relación entre los trombos y la vacuna,
semanas más tarde se confirmó lo contrario: existe una relación entre la vacuna
y los diagnósticos trombóticos, los cuales afectan en mayor medida a mujeres
menores de 55 años.
Algo
similar ha ocurrido esta última semana con la vacuna de Janssen, avalada por la
EMA el pasado 11 de marzo. El martes 13 de abril la Administración de
Medicamentos y Alimentos estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés)
aconsejó detener la vacunación con el medicamento desarrollado por la
farmacéutica perteneciente al conglomerado de Johnson & Johnson tras la
deteccción de seis casos de trombos en mujeres de entre 18 y 48 años. Esta
decisión ha hecho que Janssen retrase su llegada a Europa, aunque la EMA sigue
aconsejando la vacunación con sus viales.
En
total se han detectado 222 casos inusuales de trombos en 34 millones de personas
vacunadas con AstraZeneca en la Unión Europea y en Reino Unido, según ha
registrado la Agencia Europea del Medicamento, y seis casos entre 6,8 millones
de vacunados con la vacuna de Janssen en Estados Unidos, según los Centros para
el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y la Administració
de Medicamentos y Alimentos. Los diagnósticos son de trombosis en combinación
con trombocitopenia, una disminución de las plaquetas, que son las células
responsables de la coagulación de la sangre.
Pero,
¿tienen algo en común estas vacunas?
Adenovirus
Tanto
la vacuna de AstraZeneca como la de Janssen son de tipo vector viral, es decir,
utilizan un virus, modificado genéticamente para que no puede desarrollarse en
el organismo humano, que funciona como portador de una proteína presente en el
patógeno contra el que se desea inmunizar, en este caso el SARS-CoV-2, para que
se genere una respuesta inmune humoral y celular. Este virus portador es un
adenovirus
Los
adenovirus son una familia de más de 50 virus diferentes capaces de infectar
tanto a humanos como a otros animales y principalmente pueden provocar
enfermedades respiratorias leves, como el resfriado común. Se identificaron por
primera vez en los años 50 y no fue hasta los 80 cuando comenzaron a aparecer
los primeros ensayos de vacunas que utilizaban adenovirus para combatir
enfermedades víricas diversas. En julio de 2020, la Agencia Europea del
Medicamento aprobó la primera vacuna de adenovirus para humanos, desarrollada
por Johnson & Johnson, contra el ébola.
¿Existe
alguna relación entre el adenovirus y los trombos?
Según
la investigadora Isabel Sola, codirectora del laboratorio de Coronavirus del
Centro Nacional de Biotecnología «si se confirma también la aparició de trombos
con la de Janssen, sería una hipótesis razonable que el elemento común sea el
vector de adenovirus. Y entonces sería probable que las otras vacunas de
adenovirus de Rusia y China pudieran causar el mismo problema».
Un
estudio llevado a cabo por dos equipos médicos de Austria y Alemania ha
aclarado que los trombos relacionados con la vacuna de AstraZeneca se pruducen
como una respuesta autoinmune extremademente rara. Como puede leerse en las
conclusiones de la investigación: «La vacunación con ChAdOx1 nCov-19 puede resultar
en el raro desarrollo de trombocitopenia trombótica inmune mediada por
anticuerpos activadores de plaquetas contra PF4, que simula clínicamente la
trombocitopenia autoinmune inducida por heparina».
Es
decir, cuando el sistema inmune detecta el adenovirus portador de la proteína
presente en la superficie del SARS-CoV-2 genera unos anticuerpos que se unen de
forma selectiva a una proteína presente en la superficie de las plaquetas, las
células responsables de la coagulación de la sangre. De este modo las plaquetas
se activan y comienzan a unirse unas a otras produciendo coágulos de sangre, es
decir, trombos.
Sin
embargo, no se ha podido determinar qué componente exacto de esta vacuna es el
que causa esta respuesta autoinmune. Por ahora se especula que puede tratarse
del adenovirus, portador de la proteína presente en el Covid-19, aunque cabe
destacar que los adenovirus utilizados en las vacunas de AstraZeneca y Janssen
son distintos. Mientras que la primera emplea un adenovirus que causa el
resfriado común en chimpancés, la segunda utiliza uno humano.